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Sugerencias para el trabajo personal o en grupo con la Carta de Asís

 
Noviembre 2024

Principio 1. Buscar cada día la relación personalizada con Dios

Nº 193

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“Dios mío, ¿qué he hecho?”


Introducción

El mal realizado y que no tiene vuelta es uno de los temas más tabú en nuestra cultura. Es una de las cuestiones difíciles de abordar.

Reflexión

No proponemos una confesión general. Más bien, tomar como referencia algún mal hecho que no tiene vuelta, que no tiene solución, que no hay posible reparación. Sería interesante observar los sentimientos que me han producido a lo largo de la vida. Habrá habido épocas que he sentido dolor, pena, asco… En otros momentos los habré justificado u olvidado quizá. También es posible echar la culpa a otros, incluso a la propia víctima. Generalmente cada uno tiene una tendencia propia que le hace vivir estas cosas muy parecidamente. ¿Cuál es mi querencia?

Aunque haya hecho un ejercicio de objetivación, de análisis y juicio sobre el mal que hice para mirarlo lo más neutralmente, siempre nos encontraremos pillados y no podremos escapar de nuestra responsabilidad.

También se pueden dar situaciones que este “juicio” y condena no me dejan vivir. Habrá que encontrar camino para que no me bloquee la vida.

Sin embargo, ¿cómo vivir con el “peso” de la culpa que es cierta y no quedar atrapado por ella? ¿Desde dónde puedo “reconciliarme” asumiendo mi responsabilidad? ¿Cuáles están siendo mis caminos para ello?

Puedo ponerme delante del Señor y dejar mirarme por él. No como un intento de descarga, sino de reconciliación. Generalmente no es un momento, sino un camino. Puedo también buscar medios, mediaciones que me ayuden a ello.

Texto bíblico (2Sm 12,1-7)

El Antiguo Testamento está lleno de experiencias de relación entre Dios y la persona creyente. Esta es una de esas experiencias de reconocimiento del mal infringido y del camino de reconciliación. Hay un camino pedagógico en la narración que el profeta Natán hace recorrer al rey David. ¿Cuáles pueden ser los caminos de reconciliación en mi caso? ¿Puedo ponerme ante el juicio de Dios desde Jesús?

Franciscanismo (CtaO 38-39.43)

Francisco también tuvo experiencia del mal hecho a lo largo de su vida, de las promesas no cumplidas, de no haber dado la talla que él mismo esperaba, ni la de sus hermanos. En el texto de su carta a toda la Orden, no está fingiendo para quedar bien ante los demás, sino que verdaderamente se ve que no ha estado a la altura de lo que había prometido de corazón. Quiere verdaderamente retomar el camino emprendido en los comienzos ante Dios y ante los hermanos.

Invitación a la oración

Poniéndome humildemente ante el Señor, expreso mi arrepentimiento por el mal concreto cometido. Sin regodearme en ello, quiero ser sincero conmigo y con Dios. Pido por la persona que ha sufrido. Si es posible me propongo resarcir en algo lo perdido, pedir perdón, reconciliación… Si no es posible, pido cambiar, estar más atento, más despierto para no volver a hacer el mal. Con la oración propuesta pido misericordia y esperanza.


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