Queremos compartir

  • una convicción
    —el ser humano necesita recuperar su dimensión espiritual—

  • y una intuición
    —la espiritualidad franciscana, en cuanto intuición de lo esencial del Evangelio, puede tener algo que decir en este tiempo de desorientación.

Te invitamos a participar en el encuentro mensual de oración de la Red Asís que tendrá lugar los últimos jueves de cada mes a las 19,30h.

Lugares en los que se celebra la oración mensual

 

Carta de este mes: Carta nº 189

Julio de 2024  Número 188

Principio 1. Buscar cada día la relación personalizada con Dios

Nuestro modo de vida tan disperso, atendiendo a tantos estímulos y a tantos quehaceres, pide de nosotros un ejercicio de recogimiento. Si no, perderemos nuestro centro y no sabremos quiénes somos y para quién vivimos.

Tema de reflexión

Recogimiento

“Hay que tomarse la vida en serio” es una frase bastante oída. Y ciertamente así ha de ser. Sólo se vive una vez y, por tanto, hay que querer jugar bien la partida. No podemos perder el tiempo de nuestra existencia en vaciedades y en superficialidades. Pero también es verdad que, para poder vivir con seriedad la única vida que se nos ha dado, tenemos que aprender a relativizar muchas cosas que, de primeras, nos parecen muy importantes y que en el devenir de la vida vemos que no lo son tanto. Cuando nos vemos entrampados por tantas necedades podemos desesperar o podemos tomarlo con deportividad y, sobre todo, con un sabio humor que nos ayude a encajar esas cosas que nos harían sonrojarnos: sueños megalómanos, ansias de perfección, envidias, vanidades, nuestras pequeñas mentiras para con nosotros mismos, nuestras necesidades inconfesadas… Es ese punto de humor que nos hace reírnos de nosotros mismos.

“Hay que tomarse la vida en serio” es una frase bastante oída. Y ciertamente así ha de ser. Sólo se vive una vez y, por tanto, hay que querer jugar bien la partida. No podemos perder el tiempo de nuestra existencia en vaciedades y en superficialidades. Pero también es verdad que, para poder vivir con seriedad la única vida que se nos ha dado, tenemos que aprender a relativizar muchas cosas que, de primeras, nos parecen muy importantes y que en el devenir de la vida vemos que no lo son tanto. Cuando nos vemos entrampados por tantas necedades podemos desesperar o podemos tomarlo con deportividad y, sobre todo, con un sabio humor que nos ayude a encajar esas cosas que nos harían sonrojarnos: sueños megalómanos, ansias de perfección, envidias, vanidades, nuestras pequeñas mentiras para con nosotros mismos, nuestras necesidades inconfesadas… Es ese punto de humor que nos hace reírnos de nosotros mismos.

“Hay que tomarse la vida en serio” es una frase bastante oída. Y ciertamente así ha de ser. Sólo se vive una vez y, por tanto, hay que querer jugar bien la partida. No podemos perder el tiempo de nuestra existencia en vaciedades y en superficialidades. Pero también es verdad que, para poder vivir con seriedad la única vida que se nos ha dado, tenemos que aprender a relativizar muchas cosas que, de primeras, nos parecen muy importantes y que en el devenir de la vida vemos que no lo son tanto. Cuando nos vemos entrampados por tantas necedades podemos desesperar o podemos tomarlo con deportividad y, sobre todo, con un sabio humor que nos ayude a encajar esas cosas que nos harían sonrojarnos: sueños megalómanos, ansias de perfección, envidias, vanidades, nuestras pequeñas mentiras para con nosotros mismos, nuestras necesidades inconfesadas… Es ese punto de humor que nos hace reírnos de nosotros mismos.

“Hay que tomarse la vida en serio” es una frase bastante oída. Y ciertamente así ha de ser. Sólo se vive una vez y, por tanto, hay que querer jugar bien la partida. No podemos perder el tiempo de nuestra existencia en vaciedades y en superficialidades. Pero también es verdad que, para poder vivir con seriedad la única vida que se nos ha dado, tenemos que aprender a relativizar muchas cosas que, de primeras, nos parecen muy importantes y que en el devenir de la vida vemos que no lo son tanto. Cuando nos vemos entrampados por tantas necedades podemos desesperar o podemos tomarlo con deportividad y, sobre todo, con un sabio humor que nos ayude a encajar esas cosas que nos harían sonrojarnos: sueños megalómanos, ansias de perfección, envidias, vanidades, nuestras pequeñas mentiras para con nosotros mismos, nuestras necesidades inconfesadas… Es ese punto de humor que nos hace reírnos de nosotros mismos.

La palabra recogimiento suena a una vida retirada del mundo; como la que viven los monjes y los contemplativos. Y sin embargo, hace referencia a un ejercicio muy necesario hoy para no perdernos en la infinidad de roles, tareas, funciones que ejercemos en el modo de vida actual. Nos toca vivir a gran velocidad y atendiendo a múltiples facetas a la vez. En medio de la vorágine de la vida, más de una vez uno pierde la orientación que le ha traído hasta aquí; se le han difuminado los motivos que le han impulsado hasta ahora y ya no se reconoce como alguien unificado, sino que se percibe disperso, dividido.

Recogerse, es volver a juntar lo separado, recuperar el orden perdido. Qué necesario es hoy en día un ejercicio de recogimiento, de volver al centro de uno mismo, reunificarse. Sólo así podremos cuidar lo esencial y vivir todo lo que nos toca vivir con más verdad y vitalidad.

Y no digamos nada en cuanto a las relaciones. Solamente una persona recogida, no dispersa, puede entablar y cuidar las relaciones con las demás personas de un modo sano y empático. Sólo quien vive centrado podrá salir de sí para poder escuchar al otro de modo profundo y atendiendo a lo central de la otra persona. De este modo podremos escuchar a Dios desde el centro de nuestra persona y darle la oportunidad de que Él nos diga su palabra propia e intransferible a cada uno.

No estamos acostumbrados a una vida recogida. Quizá no sea posible en esta hora del mundo. Pero sí que podamos ejercitarnos en crear y tomar momentos de recogimiento para no perdernos a nosotros mismos y dejar un resquicio a Dios en nuestras vidas.

Texto evangélico: Mt 6,5-8

Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su recompensa. Tú, cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te premiará. Y al orar, no os perdáis en palabas como hacen los paganos, creyendo que Dios los va a escuchar por hablar mucho. No seáis como ellos, pues ya sabe vuestro Padre lo que necesitáis, antes de que vosotros se lo pidáis.

Espiritualidad franciscana

El varón de Dios Francisco, convertía todo su tiempo en ocio santo, buscaba siempre lugares escondidos, donde no sólo en el espíritu, sino en cada uno de los miembros, pudiera adherirse por entero a Dios. Cuando, estando en público, se sentía de pronto afectado por visitas del Señor, para no estar ni entonces fuera de la celda hacía de su manto una celdilla; a veces -cuando no llevaba el manto- cubría la cara con la manga para no poner de manifiesto el maná escondido. Siempre encontraba manera de ocultarse a la mirada de los presentes, para que no se dieran cuenta de los toques del Esposo, hasta el punto de orar entre muchos sin que lo advirtieran. En fin, cuando no podía hacer nada de esto, hacía de su corazón un templo.

Esto en casa. Pero, cuando oraba en selvas y soledades, llenaba de gemidos los bosques, bañaba el suelo en lágrimas, se golpeaba el pecho con la mano, y allí -como quien ha encontrado un santuario más recóndito- hablaba muchas veces con su Señor. Allí respondía al Juez, oraba al Padre, conversaba con el Amigo, se deleitaba con el Esposo (2Cel 94-95)

Oración

Dentro de mí
Lates valiente
Gestando humanidad
Animando sin medida

Dentro de mí
Como soldado vigoroso
Renuevas promesas
Para lidiar batallas

Dentro de mí
Fortaleces pilares
Abres espacios
De esperanza y consuelo

Dentro de mí,
Te conviertes
En Señor de
Horizontes 

Dentro de mí, tú
Jesús.

David Cabrera sj

Epílogo de la Carta

“Llámase recogimiento, porque recoge el alma todas las potencias y se entra dentro de sí con su Dios, y viene con más brevedad a enseñarla su divino Maestro y a darla oración de quietud, que de ninguna otra manera”. (Santa Teresa de Jesús).

Evangelio diario del mes de julio de 2024

Las personas que deseen hacer una lectura diaria del Evangelio, según las lecturas que corresponden cada día, tienen a continuación las referencias de todo el mes:

1. Mt 8,18-22 / 2. Mt 8,23-27 / 3. Jn 20,24-29 / 4. Mt 9,1-8 / 5. Mt 9,9-13 / 6. Mt 9,14-17 / 7. Mc 6,1-6 / 8. Mt 9,18-26 / 9. Mt 9,32-38 / 10. Mt 10,1-7 / 11. Mt 19,27-29 / 12. Mt 10,16-23 / 13. Mt 10,24-33 / 14. Mc 6,7-13 / 15. Mt 10,34-11,1 / 16. Mt 11,20-24 / 17. Mt 11,25-27 / 18. Mt 11,28-30 / 19. Mt 12,1-8 / 20. Mt 12,14-21 / 21. Mc 6,30-34 / 22. Jn 20,1.11-18 / 23. Jn 15,1-8 / 24. Mt 13,1-9 / 25. Mt 20,20-28 / 26. Mt 13,18-23 / 27. Mt 13,24-30 / 28. Jn 6,1-15 / 29. Mt 13,31-35 / 30. Mt 13,36-43 / 31. Mt 13,44-46

La Oración del mes de julio será el día 18 (porque el último jueves es Santiago)

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Repositorio de cartas

Evangelio del día

Mateo 8,23-27

Mateo:Introducción12345678910111213141516171819202122232425262728

La tempestad apaciguada
(Mc 4.35-41; Lc 8.22-25)
23 Jesús subió a la barca, y sus discípulos le acompañaron.24 De pronto se desató sobre el lago una tempestad tan fuerte que las olas cubrían la barca. Pero Jesús se había dormido.25 Sus discípulos fueron a despertarle, diciendo:
–¡Señor, sálvanos! ¡Nos estamos hundiendo!
26 Él les contestó:
–¿Por qué tanto miedo? ¡Qué poca es vuestra fe!
Dicho esto se levantó, dio una orden al viento y al mar, y todo quedó completamente en calma.27 Ellos, asombrados, se preguntaban:
–¿Quién es este, que hasta los vientos y el mar le obedecen?p