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Notas:

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Junio de 2017  Número 104

Principio 4. Compartir este camino, vivir la fraternidad.

En nuestro segundo principio resaltamos la humildad. Porque nuestra verdad pro-funda nos lleva a ella. ¿Quién no se ha dicho con sorpresa y admiración que no le llega a los pies a su mujer (o a su marido)? Y no por falta de autoestima, sino por-que hemos llegado a intuir el profundo misterio del otro. Solo esa admiración nos llevará a la auténtica fraternidad.

Tema de reflexión

No soy más que mi herman@

Hay un nivel de fraternidad, de vivir como hermanos, de ser hermanos donde el motor pude ser la buena voluntad, o unos ideales de fraternidad, de comunidad, de parroquia... Nos apoyamos en unos valores de igualdad, de reciprocidad, de querer bien. En un primer momento resulta gratificante que las apuestas sean compartidas porque ponemos lo mejor que somos y tenemos. La sensación es de recibir más de lo que aporto. Los demás son más de lo que soy yo.

Sin embargo, llegan otros momentos en los cuales la buena voluntad no es suficiente. Van apareciendo los lados no tan brillantes de cada uno, los roces por diversos motivos: caracteres, desencuentros ideológicos, cansancios... Entonces se adueña la sensación de que no hay proporción entre lo que pongo de mí que es mucho y lo poco que recibo a cambio. Los demás son menos de lo que soy yo.

Podemos llegar a otro estadio de fraternidad. Ésta ya no es el resultado de la buena voluntad ni de la confluencia de las ideas y objetivos que nos mueven a los miembros del grupo. A lo largo del recorrido personal y comunitario vamos cayendo en la cuenta de que la fraternidad tiene un misterio que supera la suma de sus miembros, la suma de sus virtudes y sus limitaciones. Hay un plano más básico que no controlamos en el cual es Dios el que misteriosamente hace que se ensamble la fraternidad, la parroquia, la comunidad. Él, en su designio de amor, nos quiere unidos y en paz. La fraternidad siempre será tarea, no siempre será armoniosa y sin conflictos; pero en ella es donde hacemos el recorrido vital personal y comunitario si nos mantenemos abiertos al aliento de Dios que nos sostiene. La sensación es que nadie es más que nadie porque somos sostenidos y amados por Dios.

¿Qué nos mantiene a flote? ¿Quién nos da el plus que necesitamos para la fraternidad, la comunidad, la parroquia, la familia...?

Texto evangélico: Jn 17, 21-26

“Te pido que todos sean uno. Padre, lo mismo que tú estás en mí y yo en ti, que también ellos estén unidos a nosotros; de este modo, el mundo podrá creer que tú me has enviado... Yo en ellos y tú en mí, para que lleguen a la unión perfecta, y el mundo pueda conocer así que tú me has enviado y que los amas a ellos como me amas a mí. Padre, yo deseo que todos éstos que tú me has dado puedan estar conmigo donde esté yo, para que contemplen la gloria que me has dado, porque tú me amaste antes de la creación del mundo... Les he dado a conocer quién eres, y continuaré dándote a conocer, para que el amor con que me amaste pueda estar también en ellos, y yo mismo esté en ellos”.

Espiritualidad franciscana

“Nada debe disgustar al siervo de Dios fuera del pecado. Y sea cual sea el pecado que una persona cometa, si el siervo de Dios, no teniendo caridad, se turba y se aíra por ello, atesora para sí culpas. El siervo de Dios que no se aíra ni se turba por cosa alguna, vive rectamente, sin nada propio. Y dichoso quien nada retiene para sí, restituyendo al cesar lo que es del césar, y a Dios lo es de Dios.
En esto puede conocer el siervo de Dios si tiene el espíritu del Señor; si, cuando el Señor obra por medio de él algo bueno, no por ello se enaltece su carne, que es siempre opuesta a todo lo bueno, sino más bien se ve a sí mismo más vil y se estima menor que todos los demás hombres”.
Necesitamos que nos mueva el Espíritu del Señor, porque si lo que nos mueve es nuestra propia carne, nuestro propio yo, pronto nos airamos y turbamos, buscamos enaltecernos, estimarnos los mayores y lo mejores, rompemos la cercanía y la comunión, no teniendo caridad. Cuando dejamos que entre nosotros aliente el Espíritu del Señor podemos restituir, es decir, gozar y agradecer, sin rivalidades, todo lo bueno que Él hace en nosotros y entre nosotros.

Oración

Jesucristo, cimiento de unidad
y constructor de la fraternidad,
envíanos cada mañana
una ráfaga de tu espíritu,
derriba los muros de separación levantados
por el egoísmo, el orgullo y la vanidad.

Aleja de nuestras vidas
las envidias que siembran discordias,
los protagonismos que no permiten
trabajar en comunión...

Haz surgir en nuestras relaciones fraternas
corrientes sensibles y cálidas
para que nos perdonemos
y nos comprendamos,
nos estimulemos y nos celebremos
como miembros de un mismo Cuerpo, de una misma familia.

Retira de nuestro camino las rivalidades
y aversiones
rompe los bloqueos para que seamos perso-nas
abiertas y leales, sinceras y veraces.
Crezca la confianza como árbol frondoso
a cuya sombra nos sintamos felices.

Así seremos ante el mundo
el argumento sensible y profético de que tú,
Jesús, estás vivo,
de que tu Iglesia, Misterio de comunión,
se desvela con toda su belleza, entre nosotros. Amén

Epílogo de la Carta

“El orgullo transformó a los ángeles en demonios; la humildad convierte a las personas en ángeles.” (San Agus-tín)

Evangelio diario del mes de junio de 2017

Las personas que deseen hacer una lectura diaria del Evangelio, según las lecturas que corresponden a cada día, tienen a continuación las referencias de todo el mes de junio:

1 Jn 17,20-26 / 2 Jn 21,15-19 / 3 Jn 21, 20-25 / 4 Jn 20,19-23 / 5.Mc 12,1-12 / 6 Mc 12,13-17 / 7 Mc 12,18-27 / 8 Lc 22, 14-20 / 9 Mc 12, 35-32 / 10 Mc 12, 38-44 / 11 Jn 3,16-18 / 12 Mt 5,1-12 / 13 Mt 5, 13-16 / 14 Mt 5,17-19 / 15 Mt 5,20-26 / 16 Mt 5, 27-32 / 17 Mt 5, 33-37 / 18 Jn 6, 51-58 / 19 Mt 5,38-42 / 20 Mt 5, 43-48 / 21 Mt 6,1-6.16-18 / 22 Mt 6, 7-15 / 23 Mt 11, 25-30 / 24 Lc 1,57-66.80 / 25 Mt 10, 26-33 / 26 Mt 7,1-5 / 27 Mt 7, 6.12-14 / 28 Mt 7,15-20 / 29 Mt 7,21-29 / 30 Mt 8, 1-4 /

La oración en común de este mes de junio será el día 29 a las 19:30



Te ofrecemos unos días de reflexión y oración a través de los lugares que inspiraron a Francisco y Clara de Asís.
Una oportunidad de búsqueda, de descanso... o de cansarse de un modo diferente.
CAMINAMOS A ASÍS del 1 al 8 de JULIO (2017).
Si te interesa dínoslo. 615-785328 Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.